Comentario lunes 8 de Noviembre de 2010
Pasaron muy pocos días del fallecimiento de Néstor Kirchner y el clima político va lentamente volviendo a su cauce habitual.
Pero ¿esto es bueno o es malo?
Lamentablemente, debo pensar que no es lo mejor.
El Gobierno ha intentado demostrar que no hay ni un solo milímetro de espacio para la debilidad, como si pensar en el diálogo o saludar a un rival político, significara arriar banderas.
Por otra parte, la mayor parte de la oposición mira anonadada las encuestas que muestran una importante mejoría del Gobierno, como si no existieran elementos concretos para eso, entre otros, su propia inoperancia política.
Sería muy saludable que la administración de Cristina Fernández de Kirchner tuviera gestos inéditos y superadores en esta coyuntura: sería una enorme demostración de grandeza que la generosidad surgiera en un buen momento de imagen como el actual.
Por el contrario, si la soberbia sigue siendo la marca registrada y el encierro, el modo de tomar decisiones, los números de las encuestas y los favores de “la gente” volverán a ser los de antes.
A veces parece que el hacer que las cosas salgan al revés, fuera una práctica excesivamente argentina.