Estamos en un difícil momento de nuestro país: la Justicia parece que comenzara a funcionar y a encontrar motivos para convocar a testigos importantes de causas hasta ahora dormidas.
Periodistas que ven riesgos ciertos para el ejercicio de la profesión, temiendo incluso sobre su integridad física.
Programas de televisión y radiales que ponen el foco en criticar al periodismo en lugar de preocuparse de otras aristas de la realidad.
No tiene nada de malo criticar el ejercicio del periodismo; por el contrario, los cambios y las correcciones se realizan desde la crítica.
Pero empezar a señalar gente, imprimir de modo oscuro afiches agraviantes o asistir a que algunos se arroguen el derecho de realizar un “juicio ético y público”, nos lleva a decir que estamos equivocando el lugar de debate adecuado de la vida en democracia.
Es tiempo de serenidad.
Ha habido voces sensatas en el oficialismo, como Miguel Ángel Pichetto o José Pampuro.
El ejemplo y el inicio de ese rumbo debe nacer en las principales autoridades del país.
Seguimos esperando.