lunes, 19 de abril de 2010

LAS COSAS COMO SON Nº 130

El pasado jueves, Fernando Bravo salía de Radio Continental luego de realizar su programa de radio y fue insultado por grupos que asistían a la marcha en favor de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
La cobarde agresión al locutor y periodista fue realizada cuando se marchaba de su habitual lugar de trabajo.
Ese mismo día, aparecieron en la ciudad de Bs. As. -y en algunos barrios del conurbano- afiches anónimos que señalaban con nombre y apellido a periodistas que trabajan en el Grupo Clarín. Con el intento de deshonrar y denigrar a profesionales que no realizan su tarea de manera anónima, sino que muestran su cara, ponen su firma y muchas veces, hasta publican su mail en los trabajos que efectúan.
“Es necesario advertir la peligrosidad de este hecho para toda la sociedad argentina, no sólo para quienes ejercemos el periodismo. Esta clase de hostigamiento genera un clima de presión a los profesionales y podría desencadenar situaciones de mayor gravedad”, como dice en su comunicado FOPEA, el Foro de Periodistas Argentinos.
¿Alguien se ve beneficiado con esto?
Si algunos en el Gobierno nacional cree que es así, están profunda y peligrosamente equivocados.
Todos los argentinos debemos estar atentos pues esto puede derivar en situaciones muy delicadas, reñidas con la vida en democracia.
De la que forman parte todos: Gobierno y Oposición; quienes quieren una nueva ley de Medios y quienes la criticaron.
Las amenazas y los mensajes anónimos son acciones cobardes que no podemos permitir y sobre la que se deben tomar medidas por parte de las autoridades nacionales, las que hasta el momento, no mostraron la más mínima inquietud.
Preocupante.