El Congreso de la Nación está virtualmente cerrado.
La inexistencia de sesiones ordinarias en ambas cámaras delata el penoso estado de situación de nuestra dirigencia política.
Tanto Gobierno como Oposición demuestran pobreza y mezquindad en sus procederes. El Gobierno nacional se conforma con un Parlamento que no actúe, así no obliga a pagar costos políticos con el veto a la Presidenta de la Nación.
Y la Oposición no logra vertebrar acuerdos para el funcionamiento del Congreso, más preocupados por el vedettismo y las candidaturas, de un aún lejano 2011.
Hoy la madurez es el reclamo que debemos hacerle a la dirigencia política. Sesionar y dar quórum, sin importar el tema a tratar es su responsabilidad.
Pues, entre otras cosas, para eso se les paga el sueldo, con los aportes de todos los ciudadanos de a pie, que no pueden darse el “lujo” de faltar a sus trabajos, de acuerdo a su ocasional conveniencia.