“El secreto de sus ojos”, la película de Juan José Campanella, ha recibido el premio Oscar a mejor película extranjera.
Sin falsos nacionalismos ni emociones que sean sobreactuadas, es un verdadero motivo de orgullo y alegría que esta película argentina sea reconocida con el premio más importante de la industria cinematográfica.
Hay dos razones que son fundamentales destacar, en medio de tantas cosas dichas por estas horas en los distintos medios nacionales:
- La premiación a una producción argentina de verdadera calidad, desde el vestuario, el guión y las actuaciones hasta una magistral dirección.
- El reconocimiento a un profesional extraordinario como Juan Campanella, quien además es un excelente ser humano, humilde y trabajador, buen compañero de sus compañeros y de sus dirigidos; dueño de un perfil bajo admirable y destacable, en tiempos de tanta mezquindad y egolatría.
Decir que estamos felices por el reconocimiento a todo un equipo de trabajo de calidad profesional y humana es absolutamente cierto.
Ojalá estos sean los ejemplos que los argentinos tomemos, exploremos y recorramos.
Porque con esos modos, esas maneras y esas capacidades, nuestro día a día será mucho mejor.