Las lluvias caídas en el mes de Febrero han sido anormales, capaces de revolucionar la vida corriente de los habitantes de la Ciudad y también, de gran parte de la provincia de Buenos Aires.
Pero la resolución del problema de las inundaciones tiene una clara responsabilidad de las autoridades, tanto de las pasadas como de las actuales.
El gobierno de Aníbal Ibarra ha dejado como una de sus tantas incapacidades el no haber avanzado de modo contundente con las obras necesarias: cierto es que la Legislatura porteña tampoco ayudó en muchas ocasiones con ideas que intentaban al menos encontrar alguna solución.
Pero hoy encontramos a la actual gestión de Mauricio Macri, sostenida en las críticas a lo pasado: no hay respuestas de fondo, de gestión y –al igual que con el asunto de los Subtes- la responsabilidad siempre es de los otros.
Si el argumento es siempre ese ¿para qué el desafío y compromiso de gobernar esta ciudad?
Hay que rescatar al Ministro de Espacios Públicos, Diego Santilli, que sale a poner la cara y a hablar, en medio del caos.
Pero después, la gestión de Mauricio Macri carece de reflejos y de hechos, mientras miles de vecinos asistimos a la locura de esperar que nuestros familiares y amigos, lleguen bien a su casa o estén a resguardo de las inclemencias del tiempo y de la ciudad.
Es tiempo ya de acciones concretas, sin encontrar culpas en el otro, y pensando más en las soluciones cotidianas que en las alquimias políticas del 2011, que pareciera ser lo único que desvela a la clase política argentina.