El escándalo de las escuchas a Sergio Burstein y a Carlos Ávila debe ser esclarecido.
Sin duda, ese papel debe ser llevado a cabo por la Justicia; en este caso, está actuando el Juez Norberto Oyarbide.
Pero quien debe dar aclaraciones y tomar decisiones al respecto, es el gobierno porteño que encabeza Mauricio Macri.
Es cierto que se vislumbra un clima político crispado, con palabras fuera de lugar y discusiones exacerbadas.
Pero la designación del espía y ex policía federal Ciro James en la gestión porteña, a través de un contrato en el Ministerio de Educación, es una responsabilidad de parte del elenco elegido por el Ing. Macri para gobernar Buenos Aires: aquí nada tiene que ver el gobierno nacional.
Por eso, lo ideal sería ver la viga en el ojo propio, primero. Medidas que aclaren este suceso y pedidos de renuncia, si es necesario, se esperan de un gobernante que tiene expectativas presidenciales.
Pero que hoy debe demostrar que no se puede tolerar la duda sobre escuchas y espionaje a ciudadanos argentinos, por parte de personas solventadas por honorarios de la administración pública.
Estaría bueno un acto decidido de transparencia, gestión y claridad política.
Pablo de León