El pasado 8 de octubre se cumplieron 3 años de la tragedia en la que perdieron la vida nueve estudiantes y una docente del colegio ECOS del barrio porteño de Villa Crespo.
Ese accidente vial tuvo lugar en la provincia de Santa Fe, cuando los chicos y sus docentes regresaban de un viaje solidario a la provincia del Chaco.
Dos hechos determinaron el triste suceso: el micro en el que viajaban no contaba con la habilitación correspondiente. Y el impacto en la ruta fue de frente contra un camión, cuyo conductor estaba manejando en estado de ebriedad.
Lo primero que queremos marcar es que este hecho no ha sido en vano. El trabajo que han llevado a cabo posteriormente, los familiares y amigos de las víctimas ha logrado mucho.
Por esta lucha, se impulsó la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Y también se determinó el 8 de octubre, como el Día Nacional del Estudiante Solidario, en recuerdo de Benjamín, Justine, Federico, Julieta, Lucas, Nicolás, Mariana, Delfina y Daniela. Pero tenemos claro que falta muchísimo más.
Lo comprobamos cada día en las calles de nuestras ciudades y en las rutas de nuestro país.
Hechos como éste, nos obligan a comprender que la principal responsabilidad por evitar estos excesos viales requiere de compromisos individuales en primer término, y luego colectivos.
Pues los que nos sentamos al volante de un vehículo, estamos manejando un arma.
Cada 8 de octubre, nos debemos reiterar que no fue en vano.
Y debemos renovar nuestra tarea para evitar nuevas tragedias, recordando el compromiso y solidaridad de los chicos de la escuela ECOS.
Pablo de León