viernes, 28 de febrero de 2014

Un manto de cordura


Los manteros son un verdadero problema en la Ciudad de Buenos Aires.

Su actividad, con mercadería ilegal y trabajo en negro, perjudica a los comerciantes que están en regla y complica la circulación de vecinos en las zonas donde han elegido ubicarse.

No es muy dificil saber -y no hacerse el ingenuo- de que los manteros ubicados en zonas como Once o la avenida Avellaneda están organizados, protegidos y vinculados a través de una red, con handys, protección y grupos preparados para disturbios si llegan a aparecer las fuerzas de seguridad.

No es sencilla la tarea de impedir su instalación pero es un deber del Estado resolver ese tema. El Gobierno nacional tiene que ver con el asunto, no sólo el porteño.

Por ejemplo, los manteros de la calle Perú son fogoneados desde el Ministerio de Desarrollo Social, en manos del kirchnerismo.

Por eso, reclamamos una verdadera política de Estado, en conjunto entre Ciudad y Nación. De otro modo, sólo gana el desorden y la informalidad, en una Argentina que necesita de reglas claras.

Pablo de León

@pablodeleon1