viernes, 31 de enero de 2014

Los manteros ya son una mala postal de la Ciudad de Buenos Aires.

Los desalojos que se estuvieron llevando a cabo en el barrio de Once deberán, luego de resolverse en esa zona, ir a otros lados.

El vergonzoso estado de la calle Avellaneda, en su cruce con Nazca, muestra no sólo la marginalidad e informalidad de modo crudo sino además, la desidia con la que deben enfrentarse los comerciantes, que pagan un alquiler y todos sus impuestos.

Pero la postal de los manteros sobre la calle Perú terminan de definir la avaricia del Gobierno nacional, ya que muchos de los que venden sus cosas sobre esa arteria céntrica, son subsidiados por la administración central y se creen "intocables" por la ley.

Es necesario que ese tema siga estando en la agenda del Gobierno porteño ya que los ciudadanos quieren vivir cada día mejor.

Pablo de León