Comentario lunes 2 de Agosto de 2010
La agenda de la clase política sigue siendo confeccionada, en la mayoría de sus citas, alejada de las reales necesidades de la gente.
Y demasiado cercana a la irresponsabilidad en algunos de sus asuntos.
La posibilidad de una salida de la Policía Federal de la ciudad de Buenos Aires es una demostración de que las riñas políticas avanzan sin cuidado alguno. Como si la creación de una fuerza por parte de la actual gestión de gobierno porteña mereciera un castigo que implique retirar a los efectivos que cuidan hasta el momento a los habitantes de este municipio.
Y que todo eso, sea porque los gobernantes –en este caso de la Nación y de la ciudad de Buenos Aires- son de diferente signo.
Es una barbaridad propia de dirigentes que malgastan su tiempo en cosas vanas como el comunicarse por redes sociales, para las que cualquier trabajador, medianamente ocupado, carece de tiempo.
Pero vemos al canciller argentino, a otros ministros y a importantes dirigentes de la oposición que se desvelan por estar “al minuto”, con sus opiniones y pareceres.
Después, encontramos cómo problemas “reales” aparecen y suceden, ante la imprevisión de estos funcionarios o legisladores.
Nuestra democracia, indudablemente, debe madurar aún, luego de tanta interrupción a su institucionalidad.
¿No es hora que algunos dirigentes se contagien?
