Para el Ministro de Economía en la Argentina no hay Inflación sino una “tensión” en los precios.
Luego intentó definirlo mejor y habló de “reacomodamiento”.
Estas enunciaciones son tan certeras como la “sensación de inseguridad” con que tiempo atrás definiera el actual Jefe de Gabinete, a la terrible falta de seguridad que padecemos los argentinos.
Hugo Moyano no pudo sostener estos argumentos, por ser obviamente el titular de la CGT, y habló de la realidad que ven los trabajadores y las amas de casa cuando deben completar el changuito en el supermercado.
Esto también, va atado y como llamado de atención, con las negociaciones salariales que los gremios llevan adelante: desde el 23,5% que acordaron para este año los Bancarios como el 33% que reclama el sindicato de los Aceiteros.
La pregunta entonces corresponde a los responsables de la conducción económica de nuestro país: ¿cómo se entiende que se lleguen a estos porcentajes en las negociaciones sindicales cuando el INDEC reconoce sólo un 2,3% en el incremento del costo de vida de los dos primeros meses de este año?
El Gobierno Nacional debe encarar con seriedad este grave problema de la Inflación, pues la cantidad de pobres en el país sube junto a los precios de la comida.
Y esa es una realidad incontrastable, que no puede ocultar ni el mejor de los discursos que se escuchan, casi cotidianamente, en los atriles de los principales funcionarios nacionales.