lunes, 11 de enero de 2010

LAS COSAS COMO SON Nº 116

Martín Redrado declaró, luego de su frustrado intento de ingresar este domingo a sus oficinas del Banco Central, que “si hasta hoy me defendí, ahora paso al ataque. Tengo las listas específicas de los amigos del poder que compraron dólares”.
Si esto es así: ¿por qué no las dio a conocer antes?
¿Por qué él, como funcionario público, ocultó esta información y no la denunció como corresponde?
¿Es porque antes formaba parte de los favores de la cercanía al poder y ahora, como entró en desgracia, denuncia algo que considera impropio?
Ser funcionario público no es una responsabilidad menor. Y el rol que él desempeñaba en la titularidad del Banco Central era de una relevancia enorme.
Lo suficientemente importante como para no callar una información así y denunciar lo que consideraba impropio.
Miserias como éstas hacen que la ciudadanía se canse de las malas conductas de los malos funcionarios.
Y Redrado debería pensar una vez más, el enorme daño que le causa a las instituciones que una causa como la crisis por el Banco Central, se parezca más a un culebrón televisivo que a un delicado asunto del Estado.