El Gobierno Nacional ha demostrado finalmente entender el mensaje de las urnas y convocó al diálogo, aceptando incluso propuestas que le hicieron desde el Acuerdo Cívico y Social.
Pero algunos sectores de la oposición no demostraron estar a la altura de las consecuencias y circunstancias por las que atraviesa el país: Elisa Carrió volvió a quedar sola, encerrada en sus planteos apocalípticos y no se sentó en una mesa donde se podían plantear cuestiones que los Kirchner no aceptan escuchar desde el año 2003.
El país necesita de la apertura del Gobierno pero también de la oposición: escuchar a Francisco De Narváez decir que el diálogo es “un paso gigante” tal vez suene exagerado. Pero es preferible esa actitud a la cerrazón de no explotar al máximo esta herramienta inédita que resulta el diálogo político.
Por otra parte, este cambio se evidenció también en una Cámara de Diputados que había encontrado días pasados una nueva excusa para no sesionar y sorprendió con una reunión, donde el kirchnerismo aceptó sentarse a dialogar sobre temas trascendentales. Incluso, sobre un tema con el que insistimos e investigamos a fondo en este programa de radio, como es el de atacar a fondo la pobreza y pensar en una asignación universal a la niñez.
La Democracia la construyen todos los integrantes del espectro político. Este momento no es uno más, sino una oportunidad para trabajar por cambios reales y profundos. El país que depende de que el Campo no se funda sino que crezca y se desarrolle, la Justicia que espera de una transformación del Consejo de la Magistratura, unos Superpoderes que se adecuen a los modos democráticos y una clase política que se dedique a dialogar y no a chicanearse, tienen una oportunidad que hace años no respirábamos.
La responsabilidad está en la mano de varios de estos actores.
Esperamos que los resultados signifiquen mejoras en la calidad de vida de la gente.
Para eso los elegimos, cada vez que la Democracia nos convoca.
Pablo de León