martes, 28 de febrero de 2012


Las clases comenzaron en tiempo y forma en la Ciudad de Buenos Aires y esa es una gran noticia.
 
Lamentablemente, esa no debería ser una noticia, sino la normalidad en todo un país, necesitado de educación y de una mejor formación de sus niños y jóvenes.
 
Las negociaciones del ministro Esteban Bullrich llegaron a buen puerto; lamentablemente en otras provincias, como la populosa provincia de Buenos Aires, no se pudo arrancar a tiempo.
 
Y en esa provincia, el colmo del absurdo es el paro de ¡96 horas! determinado por el gremio SUTEBA.
 
Resulta raro pensar qué guía a los dirigentes de esa agremiación al disponer que no arranquen normalmente las clases y que miles de chicos no entiendan por qué no pueden ir al colegio el primer día que les corresponde.
 
Una ciudad, una provincia y un país necesitan -sin duda alguna- maestros bien pagos para desarrollar felices, completos y con alegría, su trabajo cotidiano.
 
Pero no es el modo el tener que generar paros, donde el diálogo debe primar hasta la última instancia.
 
Otra oportunidad se ha perdido: esperemos que de esto, todos aprendamos un poco más.

Pablo de León
@pablodeleon1