Este domingo 28 de junio los argentinos votamos.
Decidimos un cambio legislativo.
Pero estas elecciones han tomado un cariz diferente, de definición de modelos o de rumbos a seguir adelante en el país.
No ha sido precisamente una campaña para destacar. La falta de discusión de ideas ha sido nuevamente lo acentuado.
Aquí hay culpas compartidas: muchas veces cuando se pretenden dar a conocer posturas o posiciones, del otro lado no hay receptividad o la atención para ellas es poca.
Que la faceta más discutida y destacada de esta elección sea lo acontecido en Gran Cuñado, habla de la pobreza en el debate de ideas de esta sociedad.
Políticos, dirigentes, medios de comunicación y ciudadanos comunes debemos replantearnos algunas cosas.
Por otro lado, la tarea sucia llevada adelante por algunos ha puesto de relieve la carencia de fundamentos para la discusión. Y además, observar que las armas para discutir poder están lamentablemente, en muchos casos, emparentados con los aprietes y los favores recibidos.
Por último, el duro documento de la Cámara Nacional Electoral alertando sobre la falta de atención del poder político en generar herramientas para mejorar los procesos electorales en la Argentina, nos hacen pensar en todo lo que queda pendiente para alcanzar la absoluta garantía de elecciones totalmente seguras y transparentes.
El domingo debemos votar.
Por la calidad de nuestra democracia. Y de nuestra vida cotidiana.
Pablo de León